Diego Forlán: Vale Paul Pogba 120 millones de euros? El centrocampista del Juventus vale lo que clubs como el Man United estén dispuestos a pagar por él

Marco Bertorello / AFP
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Si Paul Pogba va a costar 120 millones de euros, imagínese cuánto hubiera tenido que pagar el Manchester United por Paul Scholes. El centrocampista es el mejor jugador con el que he jugado, y con diferencia. Scholes no tuvo necesidad de marcharse y el United tuvo suerte. Era un chico del barrio, hincha del United, uno de los pocos grandes jugadores nacido cerca de un club, que es uno de los más grandes del mundo. Vivió en su ciudad natal y ganó todos los trofeos posibles, pero nunca se me pasó por la cabeza que Scholes se marchara al Real Madrid o al Bayern de Múnich.

Pogba es un buen jugador, me gusta. Podría llegar a convertirse en el mejor centrocampista de su generación. ¿Vale la cantidad que se menciona? Vale lo que alguien esté dispuesto a pagar por él.

Aunque no al mismo nivel, he sido parte en negociaciones en las que se barajaban grandes sumas de dinero. La cifra más alta fue de 27 millones de euros en 2007, cuando me marché del Villarreal al Atlético de Madrid. Yo era su jugador más caro pero, si bien se trataba de una cantidad elevada, no sentí más presión de la normal a estos niveles.

Era simplemente una cifra. Me sentí alagado de que confiaran en mí lo suficiente para pagar todo ese dinero, pero los jugadores que van a por altas sumas de dinero son los que han sido consistentes durante algunos años. He vivido grandes traspasos, pero, por lo general, de un país a otro, así que no he visto a los aficionados volverse locos por mi marcha ni tampoco quemar mi camiseta como hicieron los hinchas del Nápoles con la de Higuaín la semana pasada. Me gusta que los aficionados se muestren apasionados pero no puedo entender esto. Higuaín no es de Nápoles ni tampoco un hincha del Nápoles. Le ficharon por una gran suma de dinero y lo vendieron después por otra. Los aficionados no pueden tener ambas cosas.

Mi fichaje para el Man United acaparó los titulares. Había cámaras esperándome en el aeropuerto pero intentaba marcharme de los clubs durante el descanso de verano para evitar polémicas sobre mi marcha durante la temporada. Simplemente me fui. Hoy las cosas han cambiado y se espera que los jugadores publiquen una carta abierta dando las gracias a los aficionados y a su antiguo club.

Como jugador, lo más importante cuando te marchas a otro club es la calidad de tu nuevo equipo y del entrenador con el que vas a trabajar. Quieres jugar para un equipo ganador y estos suelen estar en los clubs más grandes. El dinero, para mí, era el producto de jugar en los mejores y más grandes clubs. Simplemente dejaba la negociación en manos de mi agente y confiaba en su profesionalidad.

Como los agentes trabajan a comisión, es de su interés cerrar la mejor oferta para el jugador. Intentas ignorar a los medios durante el tiempo que dura el traspaso. Siempre hay gente que filtra información para su beneficio y no puedes controlar las fuertes reacciones de los aficionados y periodistas.

Claro que el dinero es importante en el fútbol. Los jugadores hablan de ello todo el tiempo porque los periódicos lo hacen. Si ganas a un equipo que cobra el doble que tú entonces vale la pena hablar de ello. Los jugadores hablan de cantidades netas, no brutas. ¿Dónde está la gracia en ganar mucho dinero si el 80 % se va en impuestos?

Los agentes también hablan. Necesitan saber qué clubs son fiables y cuáles van a fastidiarte. Así es como se forman las reputaciones.

Jugadores de todas partes comentan entre ellos si Pogba vale la cantidad que se está mencionando pero el dinero solo debería ser parte de tu motivación.

Una parte que puede ser grande para algunos jugadores. He jugado con hombres que necesitaban alimentar su ego. Uno necesitaba ser el jugador mejor pagado del club y, si no lo conseguía, se proponía convertirse en el mejor –de este modo, su atención se centraba en mejorar, en lugar de irritarse por recibir menos dinero. A otros jugadores les gustaría ser los mejor pagados porque quieren ser el hombre principal, pero el fútbol es un deporte de equipo y también tienen que adaptarse a sus compañeros y conservar su respeto.

El dinero puede proporcionar a los futbolistas seguridad económica y una magnífica vida. Significa que pueden permitirse coches de lujo y hoteles espectaculares. Me siento privilegiado y muy afortunado de que me paguen por lo que hago.

Pero también puede traer problemas, sobre todo si el entorno del jugador no es el apropiado. Los jugadores están rodeados de víboras, gente con malas intenciones. Hombres, mujeres, parásitos. He tenido suerte de tener buena gente a mi lado. Mi hermano Paulo es mi mejor amigo. Tiene diez años más que yo y es inteligente. A mis otros amigos íntimos, los conozco de toda la vida, también a sus familias. Para ellos soy Diego, no un futbolista. Necesitas a gente así a tu lado tanto en los malos como en los buenos tiempos. También he hecho buenos amigos en todos los sitios del mundo en los que he jugado.

Los amigos son los que te dicen realmente lo que haces bien y lo que haces mal, y no te alaban continuamente para que te acabes creyendo intocable. He visto a muchos jugadores perder el norte y, con las grandes fortunas que mueve el fútbol, los peligros son más grandes.

Mi padre, hijo de un hombre de clase trabajadora, fue un gran jugador y se ganó bien la vida pero no pudo permitirse retirarse cuando dejó de jugar. Entrenó y trabajó de representante. Nos crio en uno de los mejores barrios de Uruguay. El fútbol ha sido muy positivo para mi familia pero el dinero que genera no debería darse por sentado, ni siquiera cuando se trata de 120 millones de euros.